No tengo ninguna duda de que el amor, cura. Tras una larga experiencia trabajando en un centro de acogida para adolescentes con dificultades, es el mantra que me acompaña y me recuerda mi papel en esta historia. No se trata de un amor ñoño, o de un amor de doble filo. Consiste, más bien, en un respeto profundo por la existencia del otro. Consiste en acompañarle, sin juzgar, en su propia experiencia vital: Existir junto a él.
Pero en esta ecuación hay una constante que he ido borrando a lo largo de todos estos años sin darme cuenta: El amor por mí misma. Es por ello que voy a intentar recordar, de ahora en adelante:
- YO, soy la única responsable de mi bienestar físico y emocional. Es delicioso sentirse rodeada de personas que conforman mi núcleo más cercano, pero YO, PRIMERO para sentirme bien, independientemente de mi entorno.
- YO, tengo mis limitaciones y no puedo abarcarlo todo. YO, PRIMERO para dejar que las cosas sigan su curso sin que la presión por el bienestar del otro suponga la extenuación emocional.
- YO, tengo mis necesidades y eso no me hace débil sino humana. YO, PRIMERO para escucharlas y paliarlas en la medida de lo posible.
- YO, tengo mis capacidades, virtudes con las que he nacido y otras que he construido. YO, PRIMERO para confiar en ellas y por tanto, en mí misma.
"La verdadera compasión consiste en amarnos a nosotr@s mism@s, en respetar nuestras necesidades, nuestros límites y nuestras capacidades reales".- Jack Kornfield
foto: Anta, Egypt
Gracias, Maca. Me ha encantado leerte hoy.
ResponderEliminarHay que intentar no borrar y recordar el YO, PRIMERO. Aunque nos hayan enseñado otra cosa.
Amarse a una misma para amar a otros.