el arte de enseñar

enseñar es un acto de amor. es comprender que nuestro paso por aquí es finito. es querer legar las respuestas que hemos encontrado, los recursos que nos han resultado útiles, a aquellos que puedan aprovecharlos. enseñar significa compartir. significa reconocer que caminamos juntos. que somos un equipo.
para ser capaces de enseñar, hemos de tener claro lo que es importante. lo que será útil, realmente, para situaciones venideras complicadas. es un acto que requiere humildad y respeto, porque es bidireccional.  es un trueque. 
nos han repetido hasta el tópico que dar ejemplo es la mayor enseñanza. pensándolo bien, es la única manera de ser coherente, de ser creíble, de ser sincero. por un lado, nos hace tomar conciencia de nuestras reacciones ante situaciones cotidianas o vitales, y cuidarlas. por otro, comprendemos las dificultades y el esfuerzo que ello entraña. y podemos desarrollar aptitudes para solventarlas. porque, incluso para uno mismo, es una manera de crecer.  
somos lo que hacemos. somos lo que decimos. somos lo que dejamos en el otro. quién quieres ser?

aplicado a los deportes, siempre te encontrarás entre un deportista que llega más lejos que tú, y con otro que llega menos lejos. si aprendes a ocupar tu lugar en esa cadena, podrás motivarte para ir hacia arriba, y podrás ayudar a escalar al que viene por detrás.  y a la vez podrás obtener grandes beneficios; el saberte observado te ayudará a esforzarte más; con el esfuerzo llega la evolución; y con la evolución, la satisfacción. y si además te paras a pensar en que las herramientas y recursos que has ayudado a encontrar le serán útiles para siempre, que son adquiridas para toda la vida, tendrás esa tranquilidad que sólo se siente al saber que todo está bien.

foto: MacaRon. nara, japón