la perfección nos martiriza. es un concepto demasiado presente que tiende a frustrarnos en nuestra vida cotidiana. cuando comparamos nuestra vida, nuestra pareja, nuestra familia, nuestro cuerpo, nuestras capacidades, a esa imagen irreal que tenemos en la cabeza, convertimos nuestra existencia en la búsqueda de "el dorado". pensamos, al compararnos con esa fantasía, que no tenemos hueco en esta sociedad, que no somos normales. pensamos que el resto de personas lo han conseguido. que somos incapaces, que somos menos, que somos desafortunados, porque nada es "lo que debería ser".
cuando cerramos la persiana a esas ideas preconcebidas sobre lo que está bien y mal, sobre lo que es la pareja, la familia, los hábitos de cada uno, nos damos espacio para existir tal cual somos. para poder crecer y desarrollarnos, sin miedo a los prejuicios, sin complejos, ni vergüenza. aprendemos a disfrutar de nuestro tiempo en esta vida, abriéndonos y creando así más espacio en torno nuestro.
aplicado a los deportes, si te alejas de las comparaciones, de los complejos, de la rivalidad, de la vergüenza, podrás dejarte este espacio vital para mejorar cada día; para valorarte; para premiarte por los pequeños logros que consigues. porque son tus objetivos personales. porque tú los eliges y los defines en función de quien eres. porque tú sabes el esfuerzo que inviertes, y la satisfacción que te aporta. porque tú tomas las riendas de tu propia vida. porque eliges disfrutar, y eliges ponerte a prueba. y sólo así consigues sacar lo mejor de ti. de ti y para ti. construyéndote, moldeándote. siendo realmente perfect@, porque llegas a ser tú mism@.
foto: MacaRon, paris, france
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