los cielos de primavera son como las emociones. pasan rápidamente de los nubarrones amenazantes de tormenta, a las nubes-ovni que anuncian vientos, o a las estelas algodonadas y rectas de los aviones que cruzan la esfera. nuestras emociones aparecen y se transforman con la misma rapidez. aprendiendo a gestionarlas, desde el manejo y la no precipitación, aprendemos a no dejar que ellas nos controlen. si no prestamos atención, se desencadena una cascada de ellas que va in crescendo hasta que nos envuelve en una vorágine de drama y sinsentidos. en cambio, si actuamos con menos precipitación, podemos tomar conciencia de lo que hacemos y decimos, y así, permanecemos despiertos observando realmente qué es lo que ocurre (como decía pema chödrön)
aplicado a los deportes, el hecho de observar nuestras reacciones emocionales ante un desafío deportivo nos permitirá comprender su funcionamiento, por lo que no sucumbiremos al miedo, al dolor ni a la envidia, permitiéndonos superar las grandes barreras que nos limitan. utiliza el deporte para entrenar tu mente, y alcanzarás la libertad.
foto: MacaRon, la cerdanya
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