no pasa nada

la vida está hecha de momentos en los que no pasa nada. está hecha de escenarios, de imágenes, de ruidos, de luces. pensamos que nos van a pasar grandes cosas, pero pasan las horas y los días, resbalando, goteando. todo es tan sencillo que puede resultar claustrofóbico. hasta que comprendes que lo más grande que has vivido son recuerdos. puedes pasar una hora en la montaña nevada, al atardecer, recorriendo un sendero con las raquetas de nieve, con tus perros correteando entre los árboles blancos, escuchando los cantos de los pájaros de invierno, respirando el aire frío. qué absurdos somos que hasta que no llegues a casa no empezarás a apreciarlo, a sentirlo. o si no tomas una foto y la publicas, es como si no hubiera pasado. porque nuestra mente no viene con nosotros. va por delante, pensando en lo que haré de cena, en lo que haré mañana, pensando... o por detrás, pensando en lo que me ha dicho, pensando en que he sido tonta de no coger un gorro, pensando... tenemos que hacer un esfuerzo y ajustar la mente al momento presente. para no desdoblarnos. para impregnarnos de la serenidad del bosque, a la vez que nuestra piel, a la vez que nuestros ojos. para ser uno con uno mismo.
abandónate a este momento. entrégate a este momento. respira este aire. observa tu entorno en 360 grados, como si estuvieras en una carpa, como si estuvieras en un escenario. porque lo estás. y estás interpretando tu propia vida.

aplicado a los deportes, la capacidad de ajustar la mente al momento presente elimina la ansiedad, aumenta la concentración, aumenta la capacidad de conocer tu cuerpo y sus reacciones, de disfrutar de las emociones espontáneamente, de conocer y disfrutar del terreno, de conectar con tu parte más salvaje e intuitiva. 
lo único que necesitas para traer tu mente aquí es fijar tu atención en tu respiración. así de simple. así de difícil.

foto: MacaRon. el cairo, egypt